Sácame de la tormenta
Una vez volaba de Miami hacia Dallas, Texas, y a mitad de la ruta el avión empezó a moverse fuertemente. Yo admito que no soy fan de las montañas rusas ni nada que se mueva mucho o suba y baje como sin control, así que no disfruto las turbulencias agresivas en los vuelos.
En el momento que empezó la tempestad recuerdo haber orado Señor, por favor, detén esta tormenta ya o permítele al piloto evadirla, en el nombre de Jesus, amén. Algunos minutos después como buen y compasivo piloto, el comandante explicó exactamente lo que ocurría, y dijo: "mi deseo seria poder salir de esta área en que estamos, pero lamentablemente tenemos que quedarnos en la ruta y atravesar la tormenta para poder llegar a nuestro destino.”
En ocaciones así pasa en nuestra vida. Llegan los procesos duros, con desafíos tan fuertes que remueven todo y deseamos que nos saquen lo más pronto posible de allí; sentimos no aguantar ni un minuto mas. Entonces, en esos momentos nuestro piloto sabe que vamos en la dirección correcta, que llegaremos bien, pero que primeramente debemos pasar por el centro de la tormenta y enfrentarla directamente…porque simplemente no hay otra forma de llegar.
No siempre podremos evadir los procesos de la vida, pero podemos estar seguros de que nuestro piloto nos lleva con seguridad y después de los ciclos de oscuridad y terror, aterrizaremos en PAZ.
Lilly Goodman