“Palabras y semillas”

cover_WEB.jpg

Recientemente, mi niña de 3 años, Elana comenzó una costumbre de correr al baño justo cuando ya estaba a punto de orinar... lo cual causaba que lo hiciera en su ropa. Una de las veces que ocurrió yo fui de inmediato con ella, y en lo que la preparaba para que el accidente no pasara empecé a decirle: “tú puedes esperar, muñeca, vamos, eres fuerte, espera.” 

Otro día, cuando estaba por ocurrir lo mismo, yo fui corriendo para ayudar antes de que fuera tarde y la encontré removiendo su ropa con rapidez mientras decía: “Sí, yo puedo, yo puedo esperar, no me voy a hacer pipí en la ropa”. 

¡Imagínense la impresión que esto dejó en mi ser como mamá al oírla repetirse eso a esta edad! De inmediato me recordó que, las palabras son como semillas regadas que germinan ligeramente por todas partes y los frutos siempre son de acuerdo al tipo de siembra.

La Biblia enseña en Proverbios 18:21 que en la lengua hay un poder muy fuerte y tenemos que prestarle atención a esa advertencia. Lo que decimos a otros, especialmente a los niños vale muchísimo, pero las palabras que declaramos sobre nosotros mismos son aún más poderosas; nos moldean, nos hacen mejores o peores, derrotados o victoriosos, felices o miserables.

Te pregunto:

1. ¿Qué área de tu vida sientes que podría empezar a mejorar si cambiaras tu forma de hablar?

2. ¿Qué milagro estás dispuesto a conquistar con el arma de guerra que existe en tu boca?

3. ¿Qué tipo de semilla vas a sembrar en ti y en la vida de los que te rodean?

Con Amor

Lilly Goodman

Anterior
Anterior

Dios sin casilla

Siguiente
Siguiente

Fragancia fresca